domingo, 17 de agosto de 2025

LOS SOFISTAS, TUCIDIDES Y EL SENTIDO COMÚN

 


1.- Introducción

El concepto de sentido común se ha definido de diferentes maneras según las distintas corrientes de pensamiento existentes a lo largo de la historia. Nos interesa examinar el hecho de que, originalmente, estuvo impregnado de lo mítico-religioso en que se desenvolvía la vida cotidiana, pero ello empezó a cambiar en el mundo griego cuando aparecieron los sofistas porque hicieron que el hombre y las cosas humanas pasaran al primer plano de la problemática que empezó a denominarse filosófica. Los sofistas fueron un grupo de individuos conocidos por su habilidad en la argumentación y la retórica que surgieron en la antigua Grecia en el siglo V a. C.

Para los sofistas el sentido común era el punto de partida para el análisis y la crítica, es decir, lo consideraban como una serie de creencias y opiniones heredadas o impuestas sin un fundamento consistente. Ellos creían que el conocimiento verdadero se encontraba en la habilidad de razonar y argumentar a partir del reconocimiento de que la verdad podía ser subjetiva en función de la perspectiva de cada individuo y dependiente de un contexto determinado. En este sentido, no se opusieron directamente al sentido común, pero sí lo cuestionaban y lo ponían a prueba. Por ello, vamos a examinar sucintamente su papel en el mundo griego considerando que, más allá de las criticas que le hicieron después, Tucidides puede ser considerado como un autor que gracias a la influencia de los sofistas pudo elaborar la obra que lo llevó a la posteridad.

2.- Los sofistas y su huella en la Atenas de Pericles

Werner Jaeger expresó que en Atenas existió una fuerza centrípeta y constructiva profunda que explica porque las estructuras fundamentales de lo griego, en el plano de la educación y de la cultura, en el sentido Occidental del término, se hayan desarrollado en ese espacio público debido a la decadencia de la poesía aristocrática y agregó que

“Sólo era posible que [los sofistas] surgieran donde un poderoso sentido de las exigencias de la vida de la comunidad subordinaba a ellas cualesquiera otras formas de la vida espiritual y pudiera, sin embargo, vincularlas a la propia intimidad” (I, 2001:129).

Aquí, en esta exigencia es que encontramos aquello que se puede denominar, desde la perspectiva práctica y racional como sentido común. Ello explica el desarrollo de lo que se conoció como sofistica. Los sofistas hicieron que el hombre y las cosas humanas pasaran al primer plano de la problemática filosófica en una época que ha sido considerada como ilustrada. Esto ya nos indica el papel que tiene para nosotros la obra de Tucidides debido a que fue un momento histórico en que en Atenas se precisaba incorporar a la vida política un número mayor de personas y para ello se necesitaba de un nuevo tipo de educación que no partiese de los viejos ideales aristocráticos sino, más bien, democráticos. Para ello, según Jaeger, los atenienses se “separaron de los filósofos de la naturaleza y de los ontólogos del periodo primitivo” (I, 2001:140) y se apoyaron de un grupo de gente que aún hoy llamamos sofistas o profesionales de la inteligencia debido a que inspirados por los filósofos de la naturaleza (Heráclito, Anaxágoras, Demócrito, etc.) no sólo representaron la solución entre los citados filósofos y las necesidades atenienses, sino también sabían a la perfección cómo enseñar a servirse de ella (Romilly, 1997:17). Este hecho constituyó para Jaeger un acontecimiento educativo (I, 2001:140). En este sentido, Romilly expresó que

“querían enseñar a hablar en público, a defender sus ideas ante la asamblea del pueblo o ante el tribunal; eran, en primera instancia, maestros de retórica. Porque, en un momento en que tanto los procesos como la influencia política y las decisiones del Estado, dependían del pueblo, que a su vez dependía de la palabra, resultaba esencial saber hablar en público, argumentar y aconsejar a sus conciudadanos en el terreno de la política. Esto formaba un todo y proporcionaba la clave de una acción eficaz” (1997:22).

Esta necesidad de incorporar más gente a la vida política se produjo en un contexto de crecimiento y de esplendor de Atenas. Entre los más destacados que estuvieron en la Atenas de Tucidides se puede mencionar a Protágoras quien estuvo relacionado con Pericles en 443 a.C.[1], Gorgias quien llegó en 427[2], después de la muerte de Pericles y Pródico quien llegó a Atenas como embajador de Ceos. Estos dos últimos junto con Hipias vivieron, posteriormente, el proceso de Sócrates en 399 a.C. después de las guerras del Peloponeso.

Cuadros Contreras (2013), en este sentido, expresó que esa educación democrática se dirigió a un selecto grupo que tuvo como propósito ayudar a construir y fortalecer el nuevo orden democrático (isonómico), es decir, a crear las leyes del Estado y preparar a los pobladores en el ejercicio de la vida pública a través del cultivo del intelecto y de la elocuencia. Todo esto fue debido, según Jaeger a que “la progresiva y general urbanización del hombre, exigió que todos los individuos participaran activamente en el estado y en la vida pública y adquirieran conciencia de sus deberes ciudadanos” (I, 2001:107). Es decir, la nueva areté de la época fue la política y, la Polis, sólo debía evitar el abuso del provecho del interés personal y de la injusticia tal como lo expresa Feríeles en Tucídides en función del bien público (Pág., 107). Por ello, en sus comienzos tal enseñanza estaba orientada al éxito práctico. Frente a esta orientación práctica también, según Protágoras, la educación estaba orientada a la buena administración de los asuntos particulares como los del Estado con lo cual esta enseñanza tenía un contenido intelectual, una sabiduría y una experiencia nacidas del arte de dirigir bien sus ideas. En este sentido, la concepción democrática de la virtud residía en la confianza de los sofistas en las posibilidades de un propósito orientado a construir una nueva ciudadanía en un contexto donde todo hombre libre debía ser parte de la vida política. Desde un ángulo de análisis filosófico podía decirse que hacía falta un sentido ético y político que pudiera capacitarlos para la vida en comunidad, es decir, una racionalidad práctica. Creemos que esta fue la base para la construcción de un sentido común desde otra perspectiva, es decir, política en virtud de que se trató de instrumentar una manera de ser que se hiciera costumbre.

Debemos decir aquí que la sofistica se desarrolló en el mundo griego desde un poco antes de la revuelta jonia (siglo VI a.C.) hasta las guerras del Peloponeso (siglo V a.C.) y, como dijimos, fue producto del crecimiento de las polis gracias a las mejoras de las condiciones de vida. Así pues, la actividad de los sofistas iba mucho más allá de la enseñanza de la retórica debido a que en los debates se formaba la costumbre de considerar siempre la posibilidad de una argumentación contraria y, por consiguiente, de criticarla y cuestionarla con el fin de llegar a la mejor decisión, como veremos en los discursos imaginados por Tucidides. Según Romilly,

“Este hábito lanzaba el espíritu hacia nuevos caminos [porque] en el mundo intelectual de los sofistas, donde nada era aceptado a priori, el único criterio seguro terminó siendo la experiencia humana, inmediata y concreta. Los dioses, las tradiciones, los recuerdos míticos ya no contaban: nuestros juicios, nuestras sensaciones, nuestros intereses constituían desde ahora el único criterio seguro” (1997:24).

Esta tendencia se observó en las artes, en general, empujada por el hecho de que Atenas se convirtió en el centro donde los sofistas se concentraron y pudieron ejercer su influencia en profundidad y el catalizador de ese proceso fue Pericles. La causa de esta concentración se debió, en primer lugar, al poder político de Atenas después de las guerras médicas, en segundo lugar, al poder comercial y económico gracias al transporte marítimo que favoreció su florecimiento y, en tercer lugar, el espíritu de libertad que permitió afirmar la democracia e hizo que todos los hombres brillantes del mundo griego se establecieran en Atenas. La democracia ateniense esperaba mucho de los extranjeros, en general, y de los sofistas, en particular, porque los individuos y la Polis tenían, como dijimos, una necesidad urgente de saber debatir problemas políticos jurídicos y morales (pág., 39). Así fue que surgió, según Jaeger, la educación en el sentido estricto de la palabra: paideia (2001:42).

Para los sofistas, el lenguaje estaba considerado, además, como algo fundamental para su capacidad de actuar en sociedad, es decir, el lenguaje en la conversación y el debate fue observado como manifestación de la racionalidad en un sentido práctico. Esto nos lleva a examinar el programa educativo de los sofistas. El sistema educativo, que mantuvo su talante aristocrático, consistió en tres programas paralelos de enseñanza en niveles diferentes. En el primer nivel, estaba el entrenamiento de los niños que, por una parte, era de naturaleza deportiva consagrado a los concursos y los juegos y, por la otra, estaba orientada a la música y a las letras. En el segundo nivel había, según Cuadros Contreras (2013), un programa relacionado con contenidos específicos en el que se impartía la enseñanza de la ciencia y los conocimientos de la época, pero tenían otro programa paralelo que estaba dirigido a la configuración del espíritu. Es ahí donde el lenguaje jugaba un papel central puesto que se enseñaba la gramática, la retórica (dónde nace la estrategia como ciencia) y la poética. El otro programa estaba relacionado con la enseñanza enciclopédica y la formación del espíritu en sus diferentes campos. El tercer nivel se ubicaba en el plano de la política y de la ética. En este orden de ideas se puede agregar que, para Protágoras, la verdadera educación comenzaba cuando el joven salía de la escuela y se incorporaba a la vida política. En ese espacio se vivía con los demás de acuerdo con los modelos de ciudadanía establecidos por las leyes de ese entonces. Para él, específicamente, la educación era política debido a la primacía que se buscaba darle a las virtudes cívicas y a la importancia que se le estaba dando a la vida activa de los ciudadanos. Se puede afirmar que aquí comenzó la tradición republicana en la política[3].

Los sofistas pretendían saberlo todo lo enseñaban todo, incluso las ciencias. Ellos fueron los primeros en esbozar una concepción de la razón relacionada directamente con el lenguaje y, ante todo, con sus facultades valorativas expresada en una lenta meditación sobre los principios y comunicativas en virtud de la necesidad natural de publicidad que fueron determinantes para la vida en comunidad. Ellos impartieron sus enseñanzas bajo la forma de conversaciones agrupadas en series sucesivas, pero ofrecían también disertaciones públicas a las que podía asistir cualquiera. En estas disertaciones se hacían alegatos ficticios o informes, en algunos casos se trataba de responder a unas preguntas preparadas que les brindaba la ocasión de desarrollar sus ideas mientras daban una prueba directa de la eficacia de su método racional. Esto lo observaremos en Tucidides (Pág., 50-51).

3.- Tucidides y los sofistas.

El autor de las Guerras del Peloponeso según se cree nació hacia el 460-54 a.C, de una familia aristocrática ateniense de origen tracio (Tuc. I 1) debido a que, según la ley ateniense, pudo ser elegido estratego después de haber superado la edad de treinta años. Tucidides vivió en la época en que el movimiento sofista floreció en Atenas y su obra estuvo marcada por la influencia de ese movimiento, en especial, según Romilly (1997), de Pródico un experto en lenguaje y astronomía (pág., 84). Esta relación con los sofistas se manifestó principalmente en su enfoque discursivo en la naturaleza humana, el poder del lenguaje y la retórica y el método que desarrolló que con el tiempo sería catalogado de historiográfico.

Desde la retórica, la elaboración de cómo creyó que fueron los argumentos de Pericles en su discurso fúnebre o el dialogo de los embajadores en la isla de Melos han sido relevantes para la comprensión de la realidad política ateniense: el primero desde la perspectiva de la lealtad que debe un individuo frente a la comunidad y el segundo para mostrar la realidad de la política en términos de poder y fuerza. Aquí se observa de manera contundente la influencia de los sofistas en el modo de usar el lenguaje para persuadir a través del argumento para la comprensión de la guerra en sí. Esta fue una herramienta para abrir a la comprensión de las posibles motivaciones de los principales protagonistas del conflicto, las complejidades de la guerra y la naturaleza del poder de una manera lo más fidedigna posible. En este sentido, Tucídides a diferencia de los sofistas utilizó los discursos recreados para revelar, por una parte, la naturaleza humana como la irracionalidad y la degradación política durante la plaga de Atenas o la guerra civil en Corcira y, por la otra, la cruda realidad del poder y la política como ya dijimos en el Dialogo de Melos.

Desde la perspectiva analítica vamos a observar, según Romilly (1997), que el modo de pensar y de presentar la guerra estuvo dominado por la oposición entre dos normas de excelencia y dos formas de valor: los atenienses representan el valor lúcido, nacido de la experiencia y de una técnica razonada; el de los espartanos se basaba en la valentía innata y en la tradición. En los discursos del libro I, los oradores de los dos bandos comparan las ventajas respectivas de estas dos formas de superioridad (pág., 60). Con respecto a estos discursos Jaeger aclaró que a “pesar de su subjetividad, ésta era para Tucídides la verdad objetiva”, sólo comprensible si se observa a Tucidides como un pensador político (II, 2001:123). Debemos decir aquí que cuando fueron hallados sus manuscritos estos no tenían nombre por lo que el nombre de la obra fue dado a posteriori. Ello ha generado un debate académico debido a que, en primer lugar, la obra no termina con el fin de la guerra, se cree que quedó inconclusa por la enfermedad del autor, en segundo lugar, Tucidides fue un estratego ateniense que condujo operaciones navales en Anfipolis hasta que fue relevado del cargo, ello significa que la primera parte de la  obra podría considerarse histórica, pero después analizó el presente en función de cómo se producían los acontecimientos, por ello la duda de Jaeger de considerarlo o no un pensador político y, en tercer lugar, a pesar de que existe la tendencia de no considerar a Tucidides como un sofista, el hecho de que existen pocas obras de ellos, los sofistas, coloca al escritor de las Guerras del Peloponeso más que un autor influido por la sofistica como un autor que nos legó una obra donde en sentido práctico se expresa su forma de pensamiento.

En el método que desarrolló Tucidides para analizar las guerras del Peloponeso se observa una perspectiva racional, teniendo como foco al hombre, centrada en la determinación de las causas y efectos puramente humanos y políticos de ese conflicto que conmocionó al mundo griego sin recurrir a explicaciones de naturaleza divinas. Desde este ángulo de análisis se puede entender su obra como el análisis del proceso de destrucción del sentido común desde el desencadenamiento de la peste de Atenas a la retórica empleada por Alcibíades para convencer a los atenienses de emprender operaciones militares contra Siracusa.

Creemos que la decadencia de los sofistas se produjo con la serie de derrotas que comenzaron a padecer los atenienses después de la campaña de Siracusa durante las guerras del Peloponeso. Aquí se destaca los discursos atribuidos a Alcibíades y a Nicias para contrastar los pro y contras para emprender esa campaña[4]. En términos retóricos se observa cómo los discursos en las primeras fases de la guerra hasta la victoria ateniense de Pilo conocida como la paz de Nicias se ajustaban a lo que hemos dicho acerca del espíritu de la enseñanza de los sofistas, pero después, en el caso de Alcibíades prevaleció más el interés personal que el interés de la polis. Esto lo decimos debido a que el espíritu de la estrategia ateniense de guerra explicado por Pericles en el discurso fúnebre denotaba una actitud defensiva que le había servido para los propósitos de mantenimiento del orden político. Con la campaña de Siracusa hubo un cambio de la estrategia que condujo a la derrota y la crisis política que observaremos en Sócrates y en Platón. Hay estudiosos de la obra de Tucidides que han argumentado que su carácter inconcluso se evidencia en el hecho de que en su parte final no se observan los discursos atribuidos a los protagonistas como si se observa en la primera parte.

Sócrates a pesar de distanciarse de los sofistas tenía dos puntos en común con ellos. En primer lugar, la importancia que fue adquiriendo el hombre en sus reflexiones, así como los problemas humanos, en general, y las nociones morales. En segundo lugar, los medios y los métodos para argumentar, definir y desconcertar. Estos dos puntos en común lo observamos en Tucidides y explica lo expresado anteriormente en el sentido de considerarlo más un analista político que un historiador. La principal diferencia estaba relacionada con los objetivos, es decir, la oposición abierta entre la inteligencia y el deporte. Insistir principalmente sobre el espíritu, como lo hacían los sofistas, en lugar de entrenar a los jóvenes para la palestra y prepararlos para los juegos (Cuadro Contreras, 2013:51). Aquí podemos encontrar también otro punto de coincidencia entre Tucidides y Sócrates, la necesidad de cultivar el cuerpo mediante el deporte provenía de la necesidad de formar a los individuos para la guerra. Ello se corrobora por el hecho de que ambos combatieron en la primera fase de la guerra. Esto hizo que, a posteriori, la nueva enseñanza impartida por los sofistas condujo a dos clases de reacciones: por una parte, la que incluía a sofistas y filósofos y acepta la importancia de la inteligencia y, por la otra, haciendo referencia sólo a los sofistas, considera lo que los diferenciaba de los filósofos.

Platón, al igual que Tucidides[5] y Sócrates también vivió la crisis ateniense después de la derrota en las guerras del Peloponeso. De ahí la visión negativa que tuvo del concepto de sentido común. Esta visión partió de la consideración de que los sentidos, como nos lo expresa el mito de la caverna, nos engañan y sólo nos dan acceso a una realidad ilusoria, es decir, el sentido común era limitado e imperfecto para dar cuenta de la realidad. Pero en su periodo de vejez Platón asignó todas estas funciones intelectivas al entendimiento sin negar, como se observa en el Teeteto, la existencia de un sentido común ubicándolo en el plano sensorial. Esto, de alguna u otra manera, acercó a Platón a la esfera de los sofistas. En el Teeteto, Platón por intermedio de una pregunta expresó a través de Sócrates su esfuerzo en demostrar la poca fiabilidad del sentido común

¿Te parece igualmente, que la opinión de Protágoras puede sostenerse en otro punto, que hemos indicado al tomar su defensa, es decir, que en lo que concierne á lo caliente, lo seco, lo dulce y demás cualidades de este género, las cosas son comúnmente tales para cada uno como le parecen; que si reconoce que hay hombres, que superan á otros en ciertos conceptos, es con relación á lo que es saludable ó dañoso al cuerpo, y que no tendrá ninguna dificultad en decir que no está cualquiera mujerzuela, niño ó animal en estado de curarse á sí mismo, ni conoce lo que le conviene á la salud; pero que si hay cosas en que unos tienen ventaja sobre otros, es sobre todo en éstas?

 

Si bien reconoce la existencia de cosas comunes que la gente le critica a los filósofos la incapacidad de conocerlas, se podría afirmar que para Platón el sentido común es la capacidad de experimentar cosas en común a través de los sentidos. Así pues, en el Teeteto expresó que

“…desde el principio me ha parecido que no tenemos órgano particular para esta clase de cosas como para las otras, pero que nuestra alma examina inmediatamente por sí misma lo que los objetos tienen de común entre sí… si fijas respecto de cada objeto la diferencia que los separa de todos los demás, tendrás la explicación del mismo; mientras que, si sólo te fijas en una cualidad común, tendrás la explicación de los objetos á quienes esta cualidad es común”.

 

Con esta afirmación Platón creyó en la existencia de cualidades comunes que están presentes en todos los hombres. Ahora, no tenemos registros acerca de la existencia de algún tipo de vínculo entre Tucidides y Platón. Tal vez, el hecho de que Tucidides no fuese criticado por Platón en sus Diálogos lo eximió de ser expuesto por la historia aun más de lo que supuso su fracaso en sostener Anfípolis para la causa ateniense.

4.- Corolario

Teniendo presente que la revolución de los sofistas fue el haber alzado a partir de la idea del sentido común la enseñanza de la naturaleza y contra ella, y haber considerado que el mérito se lograba, siguiendo a Jaeger, a través del estudio. Tucídides aprendió con los sofistas y adoptó sus herramientas como la centralidad del ser humano y el poder de la retórica, pero las utilizó con un propósito diferente: no para persuadir sobre una verdad subjetiva, sino para exponer, como un analista político, de forma objetiva y descarnada la naturaleza humana y la realidad que se estaba haciendo historia.

5.- Bibliografía Consultada

Cuadros Contreras, R. (2013). “Sofística, retórica y filosofía”. Cali. Universidad del Valle. Praxis Filosófica, núm. 37, pp. 75-93. Documento en línea. Disponible: https://www.redalyc.org/pdf/2090/209029793004.pdf

Jaeger. W. (2001). Paideia: los ideales de la cultura griega. Tomos I al III. México. (T. J. Xiral). Fondo de Cultura Económica.

Platón (369 y 367 a.C. [1992]). Dialogo V. Parménides, Teeteto, Sofista, Político. Madrid. (T. Ma Santa Cruz, Á. Vallejo Campos y N. Cordero). Editorial Gredos. 611 p

Romilly, J de (1997). Los grandes sofistas en la Atenas de Pericles. Barcelona. (T. P. Giralt). Editorial Seix Barral. 250 p.

Tucidide. (423 a.C./1984). Guerra del Peloponneso. (4ª ed.). (T. Ezio Sabino) Milano: Garzanti, 604 p.

 



[1] Para este sofista lo que es ‘bueno’ o ‘verdadero’ para un individuo no necesariamente lo es para otro. Esto significa que las cosas no son absolutas, sino que dependen de la percepción y el juicio de cada individuo. De ahí su famosa frase que nos ha legado Platón: “El hombre es la medida de todas las cosas” que expresa la tesis relativista de los sofistas.

[2] Este sofista se centró en el poder del lenguaje para persuadir, es decir, mostró cómo las palabras pueden ser utilizadas para manipular la percepción y crear una ‘realidad’ diferente a través del discurso. A partir de este criterio asumió un escepticismo radical que lo llevó a argumentar que nada existía, y si existiera, no podría ser conocido, y si pudiera ser conocido, no podría ser comunicado a otros.

[3] Ver también: Jaeger (II, 2001:42-77).

[4] Como se sabe, Alcibíades se refugio en Esparta después de la derrota ateniense, aunque posteriormente recuperaría parte del protagonismo político.

[5] Tucidides murió poco después de terminada la guerra.

viernes, 18 de julio de 2025

MECÁNICA CUÁNTICA Y ECONOMÍA AZUL: UNA LECTURA DESDE LA FILOSOFÍA DE LA NATURALEZA Y LA ÉTICA

 QUANTUM MECHANICS AND BLUE ECONOMY: A READING FROM THE PHILOSOPHY OF NATURE AND ETHICS [1]


Articulo publicado en el OBSERVADOR DEL CONOCIMIENTO VOL. 10 N° 3 (2025) EDICIÓN ESPECIAL CIENCIA Y TECNOLOGÍA CUÁNTICAS TOMO I

María Carolina Álvarez Puerta[2]

ORCID 0000-0001-5256-1860

Edgar Blanco Carrero[3]

ORCID 0000-0002-3927-8371

Ingrid Maribel Villanueva[4]

ORCID 0009-0006-2709-5240

Universidad Central de Venezuela

 

Resumen:

La mecánica cuántica está presente en muchos ámbitos de nuestra cotidianeidad aunque es un campo de estudio en pleno proceso de desarrollo. Por su parte, la Economía Azul es una economía circular que tiene a los océanos como medio de vida y de desarrollo, estableciendo dentro de sus fines mejorías del bienestar y de la equidad social, reducción de los riesgos medioambientales, consumo racional de los recursos y la creación de ventajas competitivas a través de la innovación, en particular biotecnológica. En biotecnología no es despreciable el impacto que ha supuesto el desarrollo de la biología cuántica y con ella de la biotecnología cuántica durante las dos últimas décadas, desarrollos dentro de los que se incluyen la posibilidad de alterar materiales vivos o no a través del diseño de sistemas biológicos funcionales. Así las aplicaciones de la física cuántica empiezan a dejar marca en la Economía Azul sin conocerse a ciencia cierta el rastro que dejaran en la naturaleza, por lo cual, creemos necesario examinar filosóficamente, bajo la metodología del análisis documental, el alcance potencial de este impacto. Para tal fin, describiremos el encuentro que se está produciendo entre la biología cuántica y la Economía Azul, analizaremos a la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o modificado para llegar a las diferencias en la noción que esconde la intersección tecnología-mecánica cuántica-economía, y revisaremos los aspectos éticos a los que nos enfrenta la posibilidad de alterar la vida y el hábitat en el que se desarrolla.

Palabras claves: mecánica cuántica, Economía Azul, biotecnología, naturaleza, ética.

Abstract:

Quantum Mechanics is present in many areas of our daily lives, although it is a field of study in development. For its part, the Blue Economy is a circular economy that has the oceans as a means of life and growth, establishing within its purpose’s improvements in well-being and social equity, reduction of environmental risks, rational consumption of resources, and the creation of competitive advantages through innovation, in particular biotechnology. In biotechnology, the impact of the development of quantum biology and quantum biotechnology over the last two decades is not negligible, developments that include the possibility of altering living or non-living materials through the design of functional biological systems. Thus, the applications of quantum physics begin to leave their mark on the blue economy without knowing for sure the trace they will leave in nature, for which we believe it is necessary to examine philosophically, under the methodology of documentary analysis, the potential scope of this impact  To this end, we will describe the encounter that is taking place between quantum biology and the blue economy, we will analyze nature as an entity to be reproduced, altered or modified to reach the differences in the notion that hides the intersection technology-quantum mechanics-economy, and we will review the ethical aspects that confront us with the possibility of altering life and the habitat in which it develops.

Keywords: quantum mechanics, blue economy, biotechnology, nature, ethics.


Trabajo presentado en la 2° Feria de Investigación de la Universidad Central de Venezuela: https://www.instagram.com/p/DL3oim4RpW2/?igsh=MTl1aGs5MW42YWE1Zg%3D%3D

Introducción

La mecánica cuántica se ha hecho presente en muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana a pesar de que es un campo de estudio que se encuentra en pleno proceso de desarrollo. Estos desarrollos, en principio, han estado dirigidos al campo de la seguridad y defensa y, después, en cascada se han extendido a otros campos del quehacer humano. En la actualidad con el proceso de aceleración social impulsada por estos avances sus desarrollos se están dirigiendo a la inteligencia artificial generativa (IAG), la biotecnología, el geoposicionamiento, las comunicaciones seguras y la ubicación e identificación de objetos desconocidos cuyo impacto en los espacios acuáticos, desde la perspectiva de la Economía Azul, debe ser valorado. Esto nos lleva a la definición de economía azul y a la praxis de dicha actividad. La Economía Azul, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se define como “una economía que supone una mejora del bienestar y de la equidad social, reduciendo de manera significativa los riesgos medioambientales y la penuria de los recursos” teniendo a los océanos como medio de vida y de desarrollo (PNUD, 2018)[5]. Desde la perspectiva venezolana el Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA) definió la Economía Azul como:

(…) el esfuerzo en lograr la máxima efectividad en la explotación y uso sustentable de los espacios acuáticos para beneficio de todos los venezolanos y las venezolanas, en concordancia con los criterios de seguridad, defensa y desarrollo establecidos en nuestra normativa vigente (2022:57).

Según el INEA, la Economía Azul es una economía circular que expresa la actual tendencia para la creación de ventajas competitivas (p.,17). Teniendo como norte verdadero los espacios acuáticos, en términos prácticos a escala internacional, se puede afirmar que estos desarrollos en dichos espacios están relacionados con actividades ciberespaciales, actividades en la superficie de los espacios acuáticos y en el mundo subacuático.

En el plano ciberespacial si se considera que la mayoría del tráfico de Internet se produce mediante cables submarinos, la tendencia es, por una parte, que los datos se almacenen bajo el agua a través de contenedores en una especie de nube subacuática debido a los elevados costos energéticos y la necesidad de reubicarlos en lugares fríos para incrementar la eficiencia de la estructura de almacenamiento de datos y, por la otra, se desconoce su efecto cuando se incremente el uso de la Inteligencia Artificial Generativa cuántica en las actividades marítimas[6]. En ambos casos se desconoce el impacto que puede generar esta actividad en el mundo marino por el aumento de la temperatura y las alteraciones que produzcan las ondas electromagnéticas considerando que, según Markus Gabriel (2020), con “cada clic contaminamos literalmente nuestro medio ambiente” debido al alto consumo de energía que está produciendo (p., 85-86)[7].

En el plano superficial, el desarrollo de la mecánica cuántica en el ciberespacio va a incrementar la actividad económica acuática en la pesca (de captura y recreativa) y la acuicultura (cría de peces, mariscos, algas y otros organismos acuáticos), el turismo, el transporte y la logística portuaria, la producción energética y de agua desalinizada y la racionalización económica de las áreas protegidas como los territorios insulares. El incremento de todas estas actividades, gracias al desarrollo de la mecánica cuántica, van a tener un importante impacto ambiental que debe ser considerado.

Finalmente, en el plano subacuático, el desarrollo de la minería, el mantenimiento de estructuras, la arqueología y la extracción de petróleo y gas ha hecho que exista una creciente demanda de bienes de alta tecnología, no se conoce su impacto en los ecosistemas, en especial sobre las especies acuáticas que conviven con estos recursos minerales en las profundidades de los océanos. Además, este tipo de actividad puede promover la privatización de forma indirecta de fondos oceánicos más allá de legislación existente perjudicando a toda la humanidad. Otro riesgo no menos importante se ubica en el plano biotecnológico debido a que al ser uno de los principales ejes sobre los cuales orbita la Economía Azul cualquier alteración que afecte la naturaleza podría tener consecuencias inconmensurables. Es aquí donde se focaliza nuestro estudio.

La aplicación de la biología a la transformación de la naturaleza, en la actualidad, es una disciplina donde convergen una vasta cantidad de ciencias (bioquímica, biología celular, biología molecular e ingeniería genética) y técnicas para fines de diferente naturaleza que podrían estar relacionados con la mitigación o incluso la resolución de problemas a nivel socioeconómico de forma más efectiva, económica y con un impacto que podría ser menor al ambiente. Desde esta perspectiva, la biotecnología podría considerarse, por una parte, como una tecnociencia aplicada debido al hecho de que por sí misma mezcla la ciencia y la técnica en áreas como la Biotecnología farmacéutica, la Biotecnología vegetal, la Biotecnología médica, la Biotecnología alimentaria, la Biotecnología marina, etc., además de aportar conocimiento científico que promueve el desarrollo tecnológico.

La CEPAL, en Roberto Bisang et al. (2009) definieron la biotecnología como “La aplicación de la ciencia y la tecnología a los organismos vivos, así como a partes, productos y modelos, para alterar materiales vivos o no, con el fin de producir conocimientos, bienes o servicios”[8]. Esto nos lleva al campo de la biología cuántica.

La biología cuántica es un campo de investigación activo desde las dos últimas décadas que se ubica en la interfaz entre la ciencia cuántica, la química y la biociencia que se dedica, entre otras muchas aplicaciones, a determinar hasta qué punto los efectos cuánticos desempeñan un papel funcional en la biología. Desde esta perspectiva, la biología cuántica trata de la vida misma. Si bien, entre sus potenciales aplicaciones se encuentran el desarrollo de medicamentos con mayor rapidez y precisión, el tratamiento de enfermedades, la mejora de la eficiencia del transporte de energía, la fotosíntesis, la señalización neuronal y la mejora de la tasa de catálisis enzimática para acelerar las reacciones químicas en los organismos vivos, también se incluye la posibilidad de alterar materiales vivos o no a través del diseño de sistemas biológicos funcionales sin conocerse a ciencia cierta su impacto en la naturaleza. La biotecnología cuántica, en este sentido, es la téchnē que está llevando a cabo esta tendencia[9].

Teniendo todo esto presente, si se considera que gracias a las aplicaciones de la física cuántica están comenzando a tener impacto en la Economía Azul, vamos a examinar filosóficamente, bajo la metodología del análisis documental, el alcance potencial de este impacto en las actividades acuáticas donde se enmarca la Economía Azul en sus tendenciales nuevas aplicaciones. Para tal fin vamos, describiremos, en primer lugar, el encuentro que se está produciendo entre la biología cuántica y la Economía Azul. En segundo lugar, analizaremos a la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o modificado para llegar a las diferencias en la noción que esconde la intersección tecnología-mecánica cuántica-economía y, en tercer lugar, revisaremos los aspectos éticos a los que nos enfrenta la posibilidad de alterar la vida y el hábitat en el que ésta se desarrolla.

1.- De la biología cuántica a la Economía Azul emergente

La expresión ‘biología cuántica’ fue usada por primera vez por Pascual Jordán en 1943, pero fue Erwin Schröndiger (1944 [2022]) quien con su uso abrió el camino a la biología molecular generando las condiciones de posibilidad de describir la vida en términos o conceptos cuánticos. Después del físico austriaco se comenzó a hacerse de uso común el concepto de biología cuántica cuando se probó que las macromoléculas involucradas en la fotosíntesis presentan comportamientos electrónicos (entrelazamiento, efecto túnel, coherencia y oscilaciones cuánticas, decoherencia, quiralidad, etc.) que sólo pueden describirse a través de la física cuántica. En especial fueron los trabajos de Max Delbrück, que contribuyeron a fundar el campo de la biología molecular.

En la actualidad, la biología cuántica está jugando un importante papel para comprender cómo los fenómenos cuánticos, como la superposición y el entrelazamiento están involucrados en los procesos biológicos vitales para la fotosíntesis de las plantas[10], la respiración celular o la conciencia. Desde esta perspectiva, siguiendo a Vladimiro Mujica, según Daniel González (2022), “los procesos biológicos son en realidad sistemas cuánticos” cuyos desarrollos se harán viables con una adecuada téchnē. Estos desarrollos nos llevan a examinar sucintamente las aplicaciones de la biotecnología y cómo estas aplicaciones son observadas desde la biotecnología azul.

Según Nicolas Mauranyapin et al. (2022), existen cuatro áreas donde se está evidenciando el desarrollo de la biotecnología cuántica. Estas son la detección y la obtención de imágenes cuánticas, la simulación química cuántica, el control molecular cuántico y la biología cuántica. Nosotros nos enfocaremos en las dos últimas[11].

El control cuántico de la dinámica biomolecular está relacionado con la capacidad de controlar las reacciones químicas a través del impulso de las coherencias entre diferentes vías de excitación de electrones para obtener un producto deseado con un alto rendimiento. Esto hoy en día se conoce como control coherente. El control coherente ofrece la posibilidad no solo de mejorar el rendimiento de las reacciones químicas, sino también de impulsar reacciones químicas que de otro modo no ocurrirían, creando especies químicas completamente nuevas (p., 8-9).

Con respecto a los efectos cuánticos en biología se debe tener presente que los esfuerzos de investigación buscan determinar el nivel en el que los efectos mecánicos cuánticos existen de forma natural y qué papel funcional desempeñan considerando que en las escalas más pequeñas de átomos y moléculas, todos los sistemas vivos siguen las leyes de la mecánica cuántica, pero a gran escala la vida obedece a leyes de la física clásica debido a que, tal como lo expresó Schrödinger (1944 [2022]),

(…) a mayor número de partículas hay un mayor orden en cuanto a su comportamiento térmico, es decir, mantienen un flujo regular y una distribución uniforme. Esto significa que todas las leyes físicas y químicas que tienen importancia para los organismos o para sus interacciones con el ambiente son las mismas y si se considera que un organismo, tiene una estructura ‘multi-atómica’ ello obedece a que posee leyes físicas suficientemente precisas en las que apoyarse para funcionar regular y ordenadamente (p., 26).

La regularidad, en este sentido, nos indica que las discontinuidades o mutaciones en el mecanismo de la herencia, para que puedan constituir un material adecuado para el trabajo de la selección natural, deben ser acontecimientos raros y poco frecuentes, como efectivamente ocurre (p., 56-64).

En este orden de ideas, la vida es la expresión de un sistema macroscópico que se basa en el comportamiento ordenado, reglamentado y mantenido de la materia “siguiendo un patrón gráfico invariante de causalidad formal y eficiente” a través de lo que se conoce como metabolismo (p., 91 y Rosen, 1993:310). El metabolismo es el cambio o intercambio de material que se hace para evitar la entropía máxima positiva que es la muerte. La entropía, en este sentido, es una medida del orden que permite que un organismo se mantenga así mismo a un nivel bastante elevado de orden a través de la absorción continua de orden de su medio ambiente. Después de utilizarlos, los devuelven en una forma mucho más degradada para ser reutilizado por la naturaleza (p., 94-97). Debemos tener presente aquí que la Economía Azul se fundamenta en la reutilización y el reciclaje.  Por tanto, existen dos mecanismos distintos por medio de los cuales pueden producirse acontecimientos ordenados: el mecanismo que produce orden a partir del desorden que se basa en su irreversibilidad y hace posible la comprensión de las líneas maestras de los acontecimientos naturales y otro nuevo, que produce orden a partir del orden que puede ser explicado por la mecánica cuántica debido a que todos los acontecimientos físicos parecen seguir en forma clara y directa el principio del orden a partir del orden como se observa en el plano microscópico (p., 104-106). Desde esta perspectiva, siguiendo a José Luis San Miguel (2006), la vida es simultanea e inseparablemente materia-energía y conciencia.

Sin embargo, para Mauranyapin et al. (2022), la pregunta que se mantiene es dónde se encuentra exactamente el límite entre las descripciones clásicas y cuánticas, y si los sistemas biológicos han evolucionado para hacer un uso funcional de los efectos cuánticos a escalas mayores de lo que podría haberse anticipado de otro modo (p. 11). Estos límites están relacionados con lo que han denominado efectos cuánticos triviales y no triviales. Los triviales están relacionados con el hecho de que toda sustancia está hecha de moléculas, átomos, electrones, protones, etc. Los no triviales involucran fenómenos como la coherencia, el entrelazamiento y la superposición que uno podría esperar que se promediaran por decoherencia en ambientes biológicos cálidos y desordenados, y que el sistema vivo debería explotar estos efectos para obtener un claro beneficio funcional debido a que las aplicaciones potenciales antes mencionadas podrían ayudar al diagnóstico y tratamiento de trastornos neurodegenerativos hasta la producción de fertilizantes y biocombustibles con menor consumo de energía, tecnologías energéticas más eficientes y un desarrollo más eficaz de medicamentos como hemos indicado (p. 11)[12].

A pesar de lo antes dicho, los autores citados reconocen que después de casi un siglo de reflexión y exploración el papel de los efectos cuánticos en la biología sigue siendo polémico por ello están apostando al desarrollo de computadores cuánticos a gran escala para progresar en la comprensión del alcance de los efectos cuánticos en biología, aunque su alcance inicial sea limitado (p. 12). Esto nos conduce a la siguiente línea de nuestra argumentación, es decir, la relación entre la biotecnología y la Economía Azul, que llamaremos para efectos de este trabajo biotecnología azul.

Entendemos la biotecnología azul como la aplicación de la ciencia y la tecnología a los organismos vivos, en nuestro caso acuáticos, para la producción de conocimiento, bienes y servicios tratando de repetir los procesos de la naturaleza desde una perspectiva circular con la finalidad de generar sostenibilidad y sustentabilidad en la producción de alimentos, aditivos alimentarios, piensos, nutracéuticos, productos farmacéuticos, cosméticos, enzimas para detergentes, biocombustibles, papeles, envases y textiles, entre otros. Ahora bien, desde la perspectiva de la biotecnología cuántica el impacto se observaría en el siguiente conjunto de actividades:

·         La acuicultura sostenible mediante la optimización de la cría de especies marinas mediante sensores cuánticos que monitoreen las condiciones del entorno de modo que permitan el mejoramiento continuo de los productos a ser comercializados.

·         El uso de microorganismos modificados cuánticamente para limpiar contaminantes en los océanos o para detectar de forma temprana toxinas o contaminantes.

·         La producción de energía marina renovable (biocombustibles) a través de la producción de algas y otros organismos marinos, y el desarrollo de materiales para turbinas submarinas más eficientes.

·         Monitoreo del cambio climático a través de la instrumentación, por una parte, de sensores cuánticos para medir con precisión cualquier parámetro crítico y, por la otra, del modelado cuántico de ecosistemas marinos para predecir cambios y diseñar estrategias de mitigación.

Sin embargo, a pesar de que el impacto económico de la biotecnología cuántica todavía se encuentra en proceso de consolidación, se prevé que puede contribuir, en términos de producción sostenible, para restaurar el hábitat oceánico y hacer más resistente los ecosistemas costeros, entre otros, pero se considera la posibilidad de que en los residuos que genere la espiralidad del progreso económico se puedan producir cambios no previstos que afecten cualquier ecosistema natural en función del grado de desarrollo actual de la biología y biotecnología cuántica. Esto hace que volvamos sobre los principios de la Economía Azul para establecer líneas a seguir desde una perspectiva científica que sean consistentes con la necesidad de preservar a la naturaleza.

Como la Economía Azul se focaliza en la física clásica y moderna, Jacobo Camba (2014), tomando como base a las organizaciones internacionales (Naciones Unidas y la Comunidad Andina) planteó la necesidad de que las decisiones sobre la naturaleza se basen en “información científicamente sólida para evitar efectos nocivos que socaven la sostenibilidad a largo plazo”. Esta necesidad se corresponde con los mismos argumentos presentados por Mauranyapin et al. (2022) en cuanto al desarrollo de la biotecnología cuántica y sus potenciales aplicaciones. La importancia de tener en cuenta lo antes señalado obedece al hecho de que el propio Günter Pauli (2011), uno de los pioneros de este concepto, expresó que había que colocar a la naturaleza en la dirección de su evolución. Para que ello sea posible se hace necesario, por una parte, evaluar constantemente el carácter holístico, intersectorial y a largo plazo de la Economía Azul debido a que el interés económico puede hacer que se instrumenten aplicaciones biotecnológicas cuánticas que no son consistentes generando riesgos biológicos y, por la otra, garantizar la cooperación activa y la disponibilidad para todos de información, conocimientos, mejores prácticas, lecciones aprendidas, perspectivas e ideas, para lograr una economía sostenible y un futuro próspero para todos, haciéndose necesario la instrumentación de proyectos de investigación interdisciplinarios a nivel gubernamental que sigan los pasos de las investigaciones que se realizan en el mundo de modo tal que se conozca el estado del arte de dichas investigaciones y puedan ser valoradas y divulgadas convenientemente[13]. Todo ello es debido a que el centro de gravedad de toda esta dinámica proteccionista son los recursos genéticos y la participación justa y equitativa para toda la humanidad en los beneficios que se deriven de su utilización[14]. Esto nos lleva a afirmar lo siguiente:

·         La información que se dispone de la naturaleza como modelo de estudio para imitar formas, procesos, sistemas y estrategias para resolver problemas humanos es insuficiente como para desarrollar proyectos de cualquier propósito.

·         La naturaleza como medida para juzgar la sostenibilidad de nuestras acciones obliga al sentido común y la prudencia como la praxis para acometer cualquier proyecto.

·         La naturaleza como maestra, es decir, para que nos enseñe como ser-en-acto de modo tal que vivamos en equilibrio explica, de suyo, la necesidad de la investigación y desarrollo, con lo cual el desarrollo de una ciencia acuática que permita profundizar en el conocimiento del mundo acuático resulta pertinente.

Ello explica porque el denominador común de las actividades económicas azules desde una perspectiva cibernética, superficial y subacuática, están relacionadas con el desconocimiento del impacto ambiental más aún si se considera el papel de las tecnologías cuánticas en las mismas. Esto nos permite hacer unas consideraciones a partir de las tres perspectivas de la naturaleza antes indicadas. En primer lugar, la insuficiencia del conocimiento que se tiene de la naturaleza nos obliga a dedicar esfuerzos de investigación y desarrollo para conocerla al menos en lo que corresponde al espacio geográfico venezolano a pesar de los elevados costos que supone. En segundo lugar, el esfuerzo en sí es un acto de prudencia y praxis, en el sentido que hay la obligación de preservar el ambiente y la salud de los venezolanos. Y, en tercer lugar, aprender de la naturaleza nos permitiría hacer converger la biotecnología cuántica con el desarrollo de una téchnē que podría extenderse a otros sectores de la vida nacional y el desarrollo de una Economía Azul en términos de sustentabilidad y sostenibilidad. Para tal fin, el punto de aplicación del esfuerzo del Estado debe estar dirigido a la computación cuántica y a retomar y seguir lo que se había realizado en el país en términos de biología marina y molecular. Como el centro de gravedad de la biotecnología cuántica está relacionada con la vida y con la naturaleza vamos a analizar a la naturaleza como un ente a ser reproducido, alterado o modificado.

2.- La concepción de la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o modificado.

La reflexión filosófica sobre la naturaleza como un ente para ser reproducido, alterado o modificado abarca un amplio espectro de cuestiones éticas, estéticas, epistemológicas y ontológicas que en el plano de la mecánica cuántica han adquirido una nueva dimensión. Dejando las cuestiones éticas para el siguiente apartado, iniciaremos el análisis con el punto de vista estético.

Es en la Grecia antigua donde surge la tesis de la téchnē como mimesis o imitación. Cabe destacar que la téchnē griega incluye lo que hoy comprendemos como arte y también aquello que entendemos como técnica. Dentro de esta duplicidad encontraremos conjuntamente las artes utilitarias y las artes bellas, que para los griegos incluían la poesía, la música, la danza, la pintura y la escultura.

La tesis imitativa puede ser rastreada en la obra de Platón. Allí la téchnē se describe como la mera imitación de los objetos sensibles, objetos que a su vez son copias de las ideas. Así definidos los objetos técnicos o artísticos son copias de copias, ubicándose para Platón en la región de las sombras y los reflejos, siendo catalogados como ilusorios sin un ápice de conocimiento verdadero.

Quizás la interpretación más rica de la tesis mimética sea la aristotélica. Con la filosofía de Aristóteles el término mimesis obtiene un sentido mucho más amplio. Si bien se mantiene la tesis de que la téchnē imita las cosas de la naturaleza, la imitación no es solamente literal como en el caso platónico ya que Aristóteles contempla la posibilidad de que el artesano y el artista puedan idealizar, degradar o mejorar los modelos imitados:

 El arte es imitación, pero no solo de las cosas tales como ellas son, sino también de las cosas tales como las concibe la tradición y el mito, y sobre todo de las cosas tales como deberían ser (Poet. 1460 b7-11)” (Cappelletti, A., 2000, p. 133).

La imitación de las cosas tales como deberían ser constituye para el estagirita la finalidad más importante de la téchnē y, en ese sentido, la imitación se combina con la acción de construir, modificar, arreglar o crear. Es así como para Aristóteles la téchnē es en esencia imitación, pero en cuanto conocimiento constructivo o poético, es también creación (p., 131). Tejiéndose en el entramado conceptual aristotélico, la producción, la reproducción, la creación y la imitación, con el conocimiento de cómo se generan las cosas de la naturaleza (teoría de las cuatro causas) y con las pretensiones humanas de cómo mejorar las cosas de la naturaleza. Siendo esta una tendencia que se ha mantenido hasta el presente. Por citar un ejemplo actual, se ha logrado producir en laboratorio una rata con ADN de mamut y se piensa con ello que se puede producir un proceso de ‘desextinción’ a partir de la idea de que al poderse establecer

“el vínculo entre secuencias específicas de ADN y rasgos físicos que permitieron al enorme mamífero, desaparecido hace ya unos 4 mil años, adaptarse a los entornos fríos [se puede] resucitar rasgos que se han perdido por la extinción y [cuyo] objetivo principal es restaurar”[15].

Consideramos que la producción de especies extintas es una ruptura del ciclo de la naturaleza que nos puede afectar a todos debido, por una parte, a que de alguna u otra manera todos estamos interconectados y, por la otra, la información que se tiene del mundo cuántico es insuficiente a pesar de que la resucitación sea un medio y no un fin en si mismo.

Schröndiger (1944 [2022]) expresó que la cualidad específica de una modificación de un código genético de esa naturaleza es la estabilidad del nuevo código para evitar la entropía. Si consideramos ahora en términos biotecnológicos azules la entropía puede ser observada no sólo a pequeña escala sino también a gran escala para propósitos económicos azules hay que prever cómo sería el impacto en una situación fuera de control. Es decir, cómo una modificación en el plano microscópico puede producir alteraciones el plano macroscópico y viceversa. El caso del pez león en las aguas de la mar Caribe vista como una modificación (no intencional) en un plano si se quiere macroscópico es un modo de valorar los riesgos a los cuales se pudiera considerar para tomar una decisión que signifique la alteración de la naturaleza a pequeña escala.

Siguiendo con nuestra línea discursiva, posterior al tiempo de Aristóteles, también en el ámbito estético, solo la idea de un principio de finalidad de la naturaleza, por lo menos pensable, posibilitará los juicios reflexionantes -juicios estéticos y juicios teleológicos-, en el marco de la filosofía kantiana. Al respecto,  Kant indica en su Crítica del Juicio, que solo es posible hacer juicios estéticos (juicios sobre lo bello o lo sublime) y juicios teleológicos (juicios que buscan enlazar la diversidad de las cosas naturales bajo un sistema de la naturaleza), en la medida en que estos juicios se elaboran bajo la idea guía de que la naturaleza tiene una finalidad, en otras palabras, la posibilidad de estos juicios subyace bajo el pensamiento de un fin final de la naturaleza que a la postre es incognoscible para la experiencia humana (1790, [2003]). En este sentido, es conveniente recordar que el vocabulario del kantismo invadió los textos originales de los fundadores de la mecánica cuántica sobre todo en lo concerniente a la definición de intuición en clave clásica o cuántica (Chavalley, 1994:483). La importancia de lo afirmado obedece a las limitaciones del lenguaje para dar cuenta de los fenómenos cuánticos. De ahí que los juicios reflexionantes y teleológicos constituyan un punto de apoyo para la comprensión del universo cuántico que se ha abierto a nuestra capacidad de observación.

Cabe destacar que la reconstrucción anterior ha sido tradicionalmente entendida por la filosofía como producto de la reflexión sobre lo estético, sin embargo, con el desarrollo tardío de una filosofía de la tecnología, en la mitad del siglo pasado, los aspectos antes mencionados se incluyen dentro del ámbito de la filosofía de la tecnología de las humanidades que conjuntamente con las propuestas analíticas sobre tecnología de más reciente data, así como los presupuestos que proceden de la ingeniería y su práctica, conforman lo que hoy conocemos como filosofía de la tecnología (Fraassen, M., et al. 2024).

Desde el origen del conocimiento occidental la noción de naturaleza ha obtenido sentido con su introducción en distintas dicotomías. Una de ellas es lo natural versus lo artificial, que en el discurso griego antiguo, sea estético o tecnológico, suponía la distinción entre objetos naturales y objetos artificiales o artefactos. Distinción que se relaciona con la clasificación de los objetos de la naturaleza en función del movimiento -móviles e inmóviles[16] y en función del origen del movimiento: los objetos con capacidad de movimiento a partir de un acto interno son clasificados como seres vivos y los objetos sin esta capacidad como objetos inertes cuyo movimiento depende de una causa eficiente externa[17]. Otra de las dicotomías dentro de la cual la noción de naturaleza obtiene sentido es en su diferencia frente a lo humano, estableciendo así la distinción entre lo natural y lo cultural. Lo que se entienda por “naturaleza" se establecerá en función de la dicotomía en la que se encuentre inscrita o, si se quiere, desde el marco conceptual u horizonte de comprensión que se establezca previamente.

Desde el ámbito de la filosofía natural, la comprensión de la naturaleza inicia también en la Grecia antigua como la investigación acerca de la physis. Este amplio proyecto de investigación, iniciado por los filósofos presocráticos, comprendía tres fases de investigación: una cosmogénesis o explicación del origen y estructura del cosmos, una biogénesis o explicación sobre el origen y la constitución de los entes vivientes, y antropogénesis o una explicación sobre la especie humana, incluyendo su cultura. La investigación acerca de la physis será un proyecto que procurará, aunque sin conseguirlo totalmente, explicar cuál es el principio (arché) que permanece en lo cambiante, estableciendo una nueva dicotomía, esta vez entre el ser y el devenir (Álvarez, M.C. y Castillo, R. 2023, p. 174).  Dentro de este marco, la naturaleza se identifica como un ente para ser conocido, posición que se ha mantenido desde la Ilustración y la revolución científica hasta el presente constituyendo su correlato actual lo que se conoce como la Reducción Objetiva Orquestada (Orch-OR), un esfuerzo teórico de Roger Penrose y Stuart Hameroff (2014) por explicar la conciencia humana a través de la mecánica cuántica[18].

Durante la época moderna la naturaleza será entendida como el otro libro de Dios, un libro a ser decodificado por los filósofos naturales, para nosotros padres fundadores de la ciencia moderna. Un libro escrito por Dios en lenguaje matemático, si seguimos en esto a Galileo Galilei, idea esta que impregna el proyecto de matematización de la naturaleza iniciado con la revolución científica que en la actualidad ha llevado al filósofo Roland Omnès (1999) a proponer la matematización del sentido común como una vía para sumergirnos efectivamente en el mundo cuántico al cual nos estamos adentrando. Desde ese momento, la investigación moderna sobre la naturaleza se caracterizará por la búsqueda de lo singular, lo concreto y lo fáctico siguiendo la aspiración pitagórica de salvar las apariencias. Seguirá el anhelo de lo puramente universal y en eso se fundamenta la importancia de la búsqueda de método en la filosofía y el desarrollo del método de la filosofía natural descrito por Isaac Newton en sus Principios matemáticos de filosofía natural que hoy conocemos bajo el título de método hipotético deductivo, haciendo hincapié en la búsqueda de la ley que regula lo cambiante (ideal nomológico), generalmente expresada en términos matemáticos[19].

Marc Richir en su artículo “Sentido y sin sentido de la naturaleza” (2013) indica que los fundadores de la física moderna o clásica se dieron cuenta de la imposibilidad de abarcar la naturaleza como totalidad, por lo cual, sus teorías no pretenden ser explicaciones globales de la naturaleza sino explicaciones de un pequeño número limitado de observaciones sobre también limitadas parcelas de la realidad. El autor afirma que desde el nacimiento de la física moderna se la ha considerado a esta disciplina como una teoría de la naturaleza ya que gira, al menos en sus inicios, en torno a la búsqueda de la armonía natural o, a lo sumo, en un intento de desvelar algo de ella. En opinión del físico, es Kant quién entiende la naturaleza como una radical exterioridad en relación al conocimiento: mientras la física es la idea reguladora, la naturaleza se convierte en sustrato suprasensible o un horizonte del conocimiento y es radicalmente incognoscible[20]. Como habíamos adelantado supra, es el fin final de la naturaleza, solamente pensado más no conocido, el marco que puede dar sentido a los juicios estéticos y teleológicos en la Crítica del Juicio. Por su parte, en una nota a pie de página de su Crítica de la razón pura, Kant advierte que la palabra “naturaleza” puede ser tomada adjetivamente (formal) o sustantivamente (material). Tomada adjetivamente o formalmente, “naturaleza” refiere a la conexión de las determinaciones de una cosa según el principio de causalidad, mientras que desde el punto de vista sustantivo o material, indica el conjunto de fenómenos interdependientes en función de un principio interno causal. Finalizando la idea con las siguientes frases:

En el primer sentido se habla de la naturaleza de la materia líquida, de la materia del fuego, etc., y se emplea esta palabra en sentido adjetivo. Cuando hablamos en cambio de <las cosas de la naturaleza> estamos pensando en un todo subsistente” (1787 [1988], B446, p. 390).

Sin entrar de lleno a explicar las particularidades de la filosofía kantiana, sólo diremos, según estas breves coordenadas que bajo esta idea se presentan tres formas de entender a la naturaleza: (1) como las determinaciones de las cosas en función del principio causal, (2) como un todo subsistente con un principio interno de orden, en el caso kantiano, causal (y como vimos en el caso de Schröndiger en base a evitar la entropía), y (3) como algo de lo que podemos pensar que tiene una teleología (fin o propósito) y sólo bajo este horizonte de sentido son posibles  los juicios reflexionantes. En (1) la física clásica obtiene su razón de ser, solo con (2) la experiencia obtiene sentido como un todo unificado, mientras que (3) permite, en la región de la opinión, hablar sobre lo bello (natural y artificial), sobre el sentimiento de los sublime y sobre los organismos vivos. Con (1) y (2), Kant fundamenta la experiencia de un mundo que responde a las leyes mecánicas, mientras que con (3) el prusiano otorga sentido y posibilidad a las explicaciones orgánicas sobre lo viviente de la biología naciente.

En sintonía con lo anterior, Richir (2013) indica que la naturaleza sólo tiene sentido dentro de la ciencia física y en el marco de sus teorías se introduce su sinsentido. Lo que empieza como un proyecto “onto-lógico” para la física aristotélica, en el que se identifica de forma tautológica la estructura lógica de nuestro decir con la estructura del universo (ser) para tratar de explicar el devenir, se transforma en la física moderna en objeto de experimentación dentro de la mecánica clásica (fenómeno como objeto de la experiencia posible en términos kantianos) y en un observable en la mecánica cuántica con todas las limitaciones del caso. Siendo este proceso una progresiva des-ontologización que lleva al sinsentido de la naturaleza en el marco de la mecánica cuántica (p., 312-313). La identificación entre naturaleza y ciencia física hace que, en opinión del físico, surja la siguiente paradoja:

¿No es la relación entre teoría y experimentación una relación mimética que, sin dilucidar hasta ahora la cuestión de su armonía (únicamente pensable), reduce esta por tanto el plano de una suerte de reflexión ‘especular’ en que, si la teoría parece “marchar” como la naturaleza, la naturaleza misma parece también “marchar” como la teoría? (p., 314-315).

Debemos recordar aquí la frase de Pauli relativa a llevar la Economía Azul por el camino de la evolución. El problema radica en entender cómo marcha la naturaleza inescrutable, las soluciones aproximadas y siempre parciales de la teoría física otorgarán más o menos sentido a este ente.

Si en la teoría física, la naturaleza parece desaparecer al convertirse en pura externalidad, esto no ocurre dentro de la economía como ciencia. Todavía hoy, a pesar de los graves problemas ambientales causados por la producción en masa y el alto consumo de sociedades altamente tecnificadas, la ciencia económica oscila entre dos ideas de naturaleza. La primera es una idea muy antigua y constituye la comprensión tradicional y generalizada que identifica a la naturaleza como una fuente ilimitada de recursos para la producción y el consumo humano sin considerar los impactos ecológicos a largo plazo. En esta perspectiva la naturaleza es cosificada y convertida en materia de los procesos económicos (Paño, 2021), y como sumidero de los desperdicios producto de la cadena de producción económica. La segunda idea, de data reciente, entiende a la naturaleza como una entidad de recursos limitados cuyo equilibrio puede ser puesto en riesgo por la actividad humana. Dentro de esta perspectiva se inscriben las economías transformadoras dentro de las cuales se ubica la Economía Azul.  Sin embargo, a pesar de los grandes esfuerzos realizados en los últimos años, enmarcados en el debate sobre la transición de nuestros conceptos económicos como crecimiento y desarrollo con miras a la conservación y restauración de la naturaleza, quedan todavía grandes incertidumbres sobre los resultados de la aplicación de ciertas innovaciones económicas, en nuestro caso particular, la Economía Azul. Incertidumbres que en cierto sentido son muy similares a las que plantea la mecánica cuántica: no podemos predecir con seguridad los efectos de las aplicaciones de esta economía que resulta ser un híbrido entre (1) decisiones económicas, (2) innovaciones tecnológicas cuyos efectos a largo plazo no pueden ser pronosticados con seguridad, (3) condiciones y estructuras de una naturaleza poco conocida a pesar de los esfuerzos en ese sentido, y (4) deseos, necesidades y requerimientos humanos. Esto nos lleva al siguiente cuestionamiento: ¿puede entenderse la Economía Azul como un sin sentido que persigue el propósito de preservar a la naturaleza y producir alguna forma de bienestar humano a través de la competitividad, el beneficio económico y las innovaciones tecnológicas? Solo el tiempo dará respuesta a esta pregunta.

La Economía Azul observada como una actividad basada en la competitividad y, por consiguiente, la investigación y desarrollo, siguiendo a Pauli (2011), nos genera una paradoja al tratar de saber como una competencia, sin sentido, va a generar la preservación de la naturaleza. En los ejemplos señalados en este parágrafo en relación a la modificación del ADN, la Inteligencia Artificial Cuántica (IAC) o la teoría de la reducción objetiva orquestada nos indica que la física moderna aún tiene un largo derrotero que navegar y pareciera que se está exponiendo a la naturaleza a riesgos innecesarios. Prevenir esos riesgos pasa por actuar con prudencia frente a un mundo natural que no es algo ajeno al ser humano pues constituye su hábitat.

3.- Los aspectos éticos que conlleva alterar el hábitat en que vivimos

Aristóteles en su Ética a Nicómaco definió la prudencia (phrónesis) como la cualidad de un hombre para

“… poder discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente para él mismo… para el vivir bien en general…[dónde] la buena actuación (praxis) misma es un fin…[y] esta es una cualidad propia de los administradores y políticos… los principios de la acción son los fines por los cuales se obra” (ÉthN., 91);

Por lo que se observa la prudencia es una disposición racional verdadera y práctica respecto de lo que es bueno para el hombre (p., 93) que en el caso del estagirita es fundamental para el que manda porque es “la opinión verdadera…" (p., 164). En el presente, con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la ética se enfrenta a nuevos retos, debido a que las implicaciones morales se vuelven cada vez más complejas y el desconocimiento en sí de hacia dónde conducen estos avances requiere la prudencia no sólo de lo bueno y conveniente, sino también de la certeza para afirmar ello, es decir, debe considerar aquello que originalmente relacionó con episteme, noûs y sophia[21]. El avance de la tecnociencia[22] ha generado en el ser humano un nivel de dependencia que hace que se cuestione si el progreso técnico y científico es bueno o malo para la vida.

Los problemas ambientales, producto del calentamiento global, han sido motivo de estudio por parte de la Organización de las Naciones Unidas, así como el aumento de la pobreza, la desigualdad, la miseria y la hambruna a nivel mundial. El surgimiento de nuevos modelos económicos, tales como, la Economía Azul, son proyectos fundamentados en la sostenibilidad y la sustentabilidad de los recursos y cuyo fin es promover el crecimiento económico, sin causar daños a los ecosistemas marinos y oceánicos, los cuales son la mayor fuente de riqueza en el mundo, capaz de reducir el impacto de los gases de efecto invernaderos, además, de generar empleos, alimentos y otros servicios que pueden contribuir al desarrollo de la región. Los océanos y mares representan más del 70% del planeta, albergando gran parte de su biodiversidad, por esto es importante crear conciencia ecológica en las sociedades y en los estados con el fin de evitar, por una parte, la pesca indiscriminada, la contaminación por desechos nucleares, químicos, plásticos, etc.  Y, por la otra, modificaciones genéticas que puedan producir alteraciones entrópicas a nivel micro y macroscópico en nuestro hábitat. Podríamos decir que una alteración genética fuera de control es una forma de contaminación más nociva aun porque el desconocimiento actual de los procesos cuánticos no indica la reversibilidad del mal procedimiento.

Este es un modelo económico que, si bien puede impulsar el desarrollo de las comunidades, presenta desafíos éticos que pueden afectar negativamente al individuo y a la naturaleza como un todo. En este sentido la investigación científica con responsabilidad ambiental es una forma de detectar cualquier alteración que se produzca de forma no natural, es decir, accidental o deliberada con el propósito de producir daño.

Ahora bien, con la aparición de las llamadas tecnologías disruptivas, tales como, inteligencia artificial, la robótica avanzada, la computación cuántica, la biotecnología, entre otras, los procesos productivos se han ido transformando, acortando el tiempo de producción para satisfacer la demanda del mercado. Por otra parte, el sector salud, manufacturero, agrícola, etc. pueden ser beneficiados con este tipo de tecnología aportando datos precisos para mejorar la efectividad y la productividad en el sector. Asimismo, estas innovaciones tecnológicas fundamentadas en el sector marino se presentan como una solución a los problemas ambientales, debido a que la IAG aporta las herramientas necesarias para el cuidado del medio ambiente al prevenir o reducir desechos. Igualmente, con la utilidad de la IAG en la medicina, la población se vería beneficiada con su implementación, ya que puede contribuir a la detección precoz de enfermedades.

Sin embargo, como ya hemos estado indicando, estas tecnologías también plantean desafíos éticos que deben ser considerados. Se deben tomar decisiones responsables para implementarlas para no causar un impacto negativo en la sociedad ni al medio ambiente. El portal Crowe Social Venezuela advierte sobre las nuevas amenazas y desafíos a los que se enfrenta la humanidad con la incorporación de la IAC en el mercado de trabajo. Estos desafíos son la desigualdad, inseguridad geopolítica y violación de la privacidad[23]. Si consideramos ahora la relación entre IAC y biotecnología cuántica estos desafíos son más grandes debido a que más allá de la brecha que se está creando entre desarrolladores o poseedores de esas tecnologías y los que no son capaces de ello, los consumidores, al final de una cadena, no sabrán qué están consumiendo y cuáles son sus potenciales efectos nocivos en términos de Economía Azul.

Mucho se habla de los beneficios que la tecnología puede traer al medio ambiente y a la sociedad, pero también existe la preocupación de los problemas éticos, económicos y sociales que puedan surgir sin la regulación debida antes de su implementación.  Ante este escenario, la ética propuesta por el filósofo alemán Hans Jonas está aún vigente, ya que los problemas éticos y sociales causados a partir del desarrollo tecnológico pueden generar efectos negativos en el medioambiente y en la humanidad presente y futura. Jonas destacó la necesidad de crear una ética orientada al futuro, en la cual el ser humano tiene la libertad de elegir sus acciones, pero también tiene la responsabilidad de elegir aquellas acciones que no traigan consecuencias a futuro. Jonas (1995) en su libro El Principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica” propone asumir una ética de la responsabilidad, la cual, a diferencia de las éticas tradicionales, aborda los problemas que se han creado con el desarrollo de la tecnología moderna y los riesgos que se han derivado de ella. Para Jonas (1995), nuestra responsabilidad no solo es con las generaciones presentes sino con las futuras, es por ello que debemos proteger el planeta que hemos heredado.

El hombre moderno, para Jonas (1995), no es bueno para la naturaleza, sus acciones amenazan la continuidad de toda la vida en el planeta. Según este filósofo, la ética tradicional es antropocentrista y no se ajusta a los problemas éticos que se van presentado con la evolución de la técnica (téchnē), la cual tiene la capacidad de transformar nuestro hábitat y nuestras condiciones de vida, pero no es capaz de transformar la esencia del hombre (p., 29). Según Jonas, el hombre se mantiene siendo el mismo a pesar del desarrollo de la técnica y mantiene sus valores éticos y morales intactos, por lo tanto, la responsabilidad ética sobre el uso de la tecnología recae sobre él, los seres humanos somos los responsables del impacto que la tecnología cause en el medioambiente. El problema que se presenta es saber hasta que punto llega esta responsabilidad: ¿es individual?, ¿tiene que asumirla toda la humanidad?, o ¿son los que toman las decisiones en el plano de las comunidades políticas? Los problemas que surgieron con posterioridad a las medidas sanitarias adoptadas durante la pasada pandemia iniciada en el año 2020 son indicativos de las limitaciones acerca del conocimiento científico y de las tecnologías aplicadas para la solución de la crisis.

De acuerdo a este planteamiento de Jonás, tenemos la obligación moral de hacer un buen uso de la tecnología, debemos pensar que tenemos un compromiso con nuestras generaciones futuras, el cual es cuidar y preservar nuestro hábitat, pero el gran desafío al que se enfrenta esta ética de la responsabilidad es a la superación de las ideas antropocentrista que plantean las éticas tradicionales y la utilitarista, las cuales no consideraban las acciones del hombre a futuro ni las consecuencias que de ellas pudieran derivarse a largo plazo. Para Jonas, el deber del Ser humano es preservar la naturaleza, por lo que deben establecerse criterios éticos que regulen el avance tecnológico y promover la sostenibilidad ambiental.

La teoría de la responsabilidad de Hans Jonas es un gran referente en el estudio de la ética ambiental porque se encarga de analizar las relaciones humanas con el medioambiente[24]. En este sentido, creemos que no es la economía la que debe estar a la par de la evolución como expresó Pauli debido a los riesgos que comporta la biotecnología, es decir, las modificaciones de sistemas vivos específicamente marinos para propósitos comerciales. Nuestra consigna debería ser: la prudencia debe estar atenta para preservar la evolución natural de los seres vivos regulando las actividades económicas que puedan dañar de forma deliberada o no la naturaleza porque creemos que una modificación o mutación fuera de control es una forma de contaminación.

Otro referente de la ética ambiental es el ecologista estadounidense Aldo Leopold, quien habló por primera vez de la “ética de la tierra” en su libro “A Sand Country Almanac” (1949). En esta obra, Leopold hace referencia sobre el respeto que debemos tener por la naturaleza y la interdependencia entre el hombre y el medio ambiente. Nosotros, en este orden de ideas, pensamos en un nuevo tipo de prudencia: ponto phrónesis (prudencia marítima) como una praxis tendente a garantizar la armonía y el equilibrio en la naturaleza acuática en su propia dinamicidad. La idea del progreso ha cambiado epocalmente: al inicio de la humanidad los avances técnicos no constituían un riesgo para la vida, hoy en día se sabe que el desarrollo tecnológico acelerado puede comportar altos costos para la naturaleza y la vida desde el surgimiento de las armas nucleares.

Por otra parte, el pensador noruego Arne Naess, fundador del movimiento de la “ecología profunda”, señala que la naturaleza tiene un valor intrínseco más allá de su utilidad para los seres humanos, por lo que debe ser protegida. En este sentido, ponto phrónesis es una praxis que se expresa en la investigación, desarrollo y la instrumentación de normas que garanticen la armonía y el equilibrio en la naturaleza. Ciertamente existen normas que persiguen la preservación del ambiente, pero el avance de la mecánica cuántica le esta dando a la preservación una nueva dimensión que debe ser considerada desde nuestra capacidad de producir nuevos conocimientos.

Así pues, el ser humano debe tomar consciencia de las consecuencias que sus acciones han ocasionado y pueden ocasionar al planeta con las modificaciones genéticas impulsadas por la mecánica cuántica, hacer un cambio de paradigmas y asumir responsabilidades con el medio ambiente, de lo contrario nuestras generaciones futuras no tendrán un mejor planeta o ningún planeta. Por otra parte, la superación del pensamiento antropocentrista occidental, no es tarea fácil, es importante promover la conciencia ecológica a través de la educación y crear una campaña de concientización eficaz, en la cual se muestren las investigaciones que se han realizado sobre los problemas ambientales que afectan al mundo.

4.- Corolario

Estamos conscientes de que la mecánica cuántica está cambiando nuestras vidas, pero no estamos conscientes de los riesgos que comporta pensar en términos de un sin sentido como medio para lograr una idea de sentido cuando se considera a la Economía Azul como un medio para el desarrollo sostenible y sustentable que se apoya en la biotecnología para producir nuevos productos en una dinámica económica competitiva y neoliberal que, por una parte, se puede presentar como excluyente para una gran parte de la humanidad y, por la otra, puede resultar dañina si se considera que la mecánica cuántica esta en pleno desarrollo y el efecto de sus aplicaciones no es conocido sobre todo en el ambiente marino o acuático.

Esta circunstancia haría necesario, tal como lo expresó Nathan Bennet (2019), el desarrollo de una ciencia social marina que pudiera ser denominada por nosotros como ciencia social acuática. Una ciencia de esta naturaleza debería estar relacionada, siguiendo a Álvaro Dahik y Gustavo Iturralde (2021), con las ciencias físicas, biológicas, químicas, geológicas, hidrográficas, de la salud y sociales, así como la ingeniería, humanidades e investigaciones multidisciplinarias sobre las relaciones entre los seres humanos y el mundo acuático considerando los desarrollos tecnológicos actuales y las investigaciones relativas a las aplicaciones de la mecánica cuántica en el mundo acuático (p., 119-120).  Además de la ciencia social marina se plantea la necesidad de establecer marcos legales consistentes para su aplicación en entornos marinos.

Para finalizar, más allá de las concepciones griegas sobre las cuales nos hemos fundamentados para reflexionar acerca de la naturaleza, creemos también como iberoamericanos que debemos dirigir la mirada para comprender las cosmovisiones, téchnē y praxis de las civilizaciones originarias acuáticas, en especial la warao y la yekuana que le han permitido producir sus medios para la vida, permanecer en el tiempo y mantener la armonía y el equilibrio con el medio en que habitan. Esto lo decimos debido a que nosotros a diferencia de ellos estamos produciendo muy poco para asegurar nuestra existencia y ello nos hace estar sujetos a una cadena de producción donde el consumo es un fin y no un medio para la vida buena.

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[1] Este ensayo forma parte de la investigación realizada dentro del proyecto de investigación “Economía Azul: Naturaleza y Ética” desarrollado por el Instituto de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela y financiado por el MINCYT-FONACIT bajo el N° 366-2024 en el marco de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación “Dr. Humberto Fernández-Morán”.

[2] Docente investigadora del departamento de filosofía e historia de la ciencia, Instituto de Filosofía, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico: macalvarezp@gmail.com maria.alvarez.p@ucv.ve

[3] Docente investigador adscrito al departamento de Praxis, Escuela de Filosofía, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico: edgar.blanco.carrero@icloud.com

[4] Miembro del grupo de investigación Economía Azul: Naturaleza y Ética como estudiante del pregrado en Filosofía, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico: ingrid.villanueva@ucv.ve

[5] El Banco Mundial (2020), en este orden de ideas, la definió como “la gama de sectores económicos y las políticas comunes que determinan en su conjunto si la utilización de los recursos oceánicos es sostenible y durable” (PNUD, 2018).

[7] Debemos mencionar también actividades benéficas como la seguridad marítima, protección ambiental, detección de actividades ilegales, etc.

[8] Esta definición ha sido tomada por Bisang et al., de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ver al respecto: OCDE (2017:10).

[9] Entendemos la téchnē desde una lectura heideggeriana, por una parte, a través de la aplicación de unas reglas de fabricación y, por la otra, por la posibilidad de aprendizaje y transmisión de un saber que es de índole técnico-instrumental (Heidegger, 1954 [1997]). Esta última perspectiva permite entender la téchnē como un fin desde la perspectiva de la investigación y desarrollo, como una episteme que permite reforzar el conocimiento científico y como una praxis que, basada en la prudencia, permite conectar el saber con la producción de forma sostenible y sustentable.

[10] La fotosíntesis cuántica estudia cómo las plantas y algas utilizan efectos cuánticos para optimizar la captación de luz.

[11] Debemos decir aquí que en la actualidad se está usando la computación cuántica para simular moléculas complejas o procesos biológicos, así como los sensores cuánticos para detectar cambios en el medio ambiente o en organismos marinos.

[12] Es decir, el uso de nuevos medicamentos a partir de organismos marinos, por una parte, utilizando simulaciones cuánticas para analizar moléculas complejas y, por la otra, el empleo de algoritmos cuánticos para acelerar la identificación de compuestos bioactivos en corales, esponjas y otros organismos.

[13] Convenio sobre la Diversidad Biológica (Ver: https://www.un.org/es/observances/biodiversity-day/convention ) y la Decisión 391 sobre el Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos de la Comunidad Andina del año 1996 (Ver: https://www.wipo.int/wipolex/es/legislation/details/9446 )

[14] “Los recursos genéticos son el material genético que proviene de cualquier forma de vida, como plantas, animales, microorganismos, entre otros, y que contiene unidades funcionales de herencia. Son la materia prima que se utiliza para mejorar la calidad y productividad de las poblaciones de plantas y animales domesticados, y para mantener saludables las especies silvestres”. Ver: https://www.fao.org/genetic-resources/es#:~:text=Los%20recursos%20gen%C3%A9ticos%20para%20la,a%20los%20retos%20del%20futuro.

[15] Ver al respecto: ¿Se acerca la desextinción? Crean “ratones lanudos” con características de mamut. Documento en Línea. Disponible: https://www.trespm.mx/eco/vida-salvaje/se-acerca-la-desextincion-crean-ratones-lanudos-con-caracteristicas-de-mamut

[16] Aquí entra en juego todo lo que va de la cibernética en sus diferentes órdenes hasta lo que hoy día se conoce como Inteligencia Artificial Generativa cuyo correlato lo constituye la Inteligencia Artificial Cuántica que ya está entrando a formar parte de nuestra vida cotidiana.

[17] En este sentido debemos recordar lo que expresamos en el parágrafo anterior de la distinción realizada por Schröndiger en relación con los sistemas vivos como aquellos capaces de evitar la entropía en diferentes escalas.

[18] Esta teoría está en proceso de falsación en lo relativo al desarrollo actual de la física cuántica, sin embargo, en época más reciente, Timothy Eastman apoyándose en la citada teoría expresó en relación al problema mente-cuerpo y los procesos posibilitadores de la conciencia que esta es una capacidad emergente de la mente que tiene la virtud de diferenciar reflexivamente "lo que es" de "lo que podría ser" permitiendo tomar decisiones entre posibilidades alternativas que se expresan en salidas que remiten a la consideración del contexto donde una acción o inacción cualquiera se produce (2020:79).

[19] Ver al respecto: Newton, I. (1687 [1997]). Principios Matemáticos de Filosofía Natural. Barcelona. (T. A. Escohotado y M. Sáenz). Editorial Altaya. 621 p

[20] Ver también: Chevalley (1994).

[21] El concepto de phrónesis en Aristóteles aparece originalmente en una de sus obras juveniles conocida como Protréptico. Esta palabra refería originalmente, para él, el conocimiento de las causas y estaba estrechamente relacionada con otras expresiones como episteme, noûs, y sophia que denotaba simultáneamente una actividad y un estado producto de esa actividad que tenía como fin último la eudaimonia. Ver al respecto: Blanco (2018).

[22] Sobre los usos de los términos “ciencia”, “tecnología” y “tecnociencia” y sus relaciones con las distintas disciplinas que reflexionan sobre la ciencia, ver:  Niiniluoto, I., (1997).

[24] Concepto tomado del Diccionario Stanford de Filosofía